Elegir la liberación
Sólo hay un camino posible, sólo una elección posible: seguir como estás, o abandonar todas estas vías aparentes llenas de falsas promesas y decepción y aceptar el Plan de Salvación de Dios.
Ese Plan empieza así: Nada hay fuera de ti que deba cambiar para que te puedas salvar.
Nada hay fuera de ti que pueda impedir tu completa liberación y plenitud, tu sanación completa, y tu felicidad plenas.
En tu conciencia perceptiva actual has creado una idea de cuerpo físico que separa lo que eres tú de lo que está fuera de ti, cuando en realidad no existe tal división.
Según tu creencia, empiezas y acabas dentro de un tejido que envuelve una masa de carne, músculos, huesos y vísceras, y lo que está más allá de eso no eres tú, sino un mundo repleto de otros cuerpos como tú, que sufren, odian, se atacan y mueren.
Tales ilusiones no pueden dañarte realmente, pues eres Espíritu eterno e invulnerable, pero mantienen tu mente dividida, confusa, y a ti atado de pies y manos por la encerrona que tú mismo creaste al pensarte separado del Todo y en un cuerpo vulnerable.
No hay diferencia entre lo que crees y lo que ves, ni entre lo que das y lo que recibes, pues son lo mismo, ya que no hay separación entre el mundo y tú, pues la piel es una frontera que sólo está en tu mente, y el cuerpo que delimita sólo es un habitáculo al que das valor y realidad.
Te has enseñado a ti mismo lo que eres y has fracasado en tu búsqueda de paz; no puedes ser tu propio maestro porque no sabes lo que te enseñas.
Déjate guiar por la Voz de la Verdad, que sabe perfectamente discernir entre lo real de lo ilusorio, Él es el perfecto maestro que te conducirá a la Luz.
0 comentarios