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La verdad en el amor

La verdad en el amor

Extracto de Evangelio de Jesús - Esta es mi Palabra Alfa y Omega:

Quien de la verdad sólo habla y opina que su prójimo debería verla de la misma forma que él, todavía no ha puesto el pie en la escalera que conduce a la verdad eterna. A quien no realice las facetas de la verdad que le sean manifiestas y que haya reconocido como verdaderas, no se le revelarán otras facetas de la verdad eterna.
Quien, pues, de la verdad sólo hable, no podrá revelar la verdad a su prójimo, porque no conoce el camino de la realización.
Y quien crea que únicamente lo que él dice es correcto y no admita otras facetas de la verdad, es necio y ciego para la verdad.
De modo que quien sólo cree en lo que él puede entender y persiste en la opinión de tener toda la verdad, se está oponiendo a los que realizan una faceta de la verdad eterna tras otra para alcanzar la verdad eterna.
Comprended: quien está contra su prójimo, sea cual sea el motivo, está contra Dios. Quien está contra Dios, no está en la verdad, en el cumplimiento de la ley de Dios, del amor.
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"¿De qué les aprovechará la fe que han adoptado, si no la ejercen en justicia? Los que tienen amor lo tienen todo, y sin amor nada tiene valor. Que cada uno guarde lo que reconoce como la verdad, por amor y sabiendo que donde no hay amor la verdad es letra muerta y no sirve de nada."
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La fe en la verdad no es la verdad misma, la ley de la vida. Quien se contente con sólo la fe en la verdad, nunca captará la verdad, y tampoco vivirá en ella.
La fe auténtica es el requisito para realizar la faceta que de la verdad eterna se ha captado. Pero quien no amplía su conciencia con la realización, no puede captar la justicia de Dios y por tanto tampoco practicar la justicia.
Tampoco puede dar desinteresadamente, porque no ha revelado en sí mismo el amor desinteresado, la ley de la vida, la verdad. Sólo lo que el hombre ha realizado, de las legitimidades de Dios, puede darlo desinteresadamente, pues únicamente desde la realización de las facetas que ha captado de la verdad, crece el amor desinteresado, que a su vez se regala desinteresadamente. Quien no tiene amor desinteresado, tampoco vive en la verdad. Sólo gira alrededor de sí mismo; se ama a sí mismo, pero no ama la verdad, pues ésta está libre del yo humano.
Lo que no es dado desde el amor desinteresado, no vale nada. Aunque el hombre hable mucho sobre la verdad eterna y desee enseñarla a su prójimo, esto sigue siendo palabras huecas, en cierto modo envoltorios muertos, porque no tienen vida espiritual, es decir, son letras muertas.
Quien no da desde el cumplimiento de la ley, desde Dios, sino sólo difunde lo que ha recopilado leyendo, que considera la verdad, no es instructor alguno de la verdad -aunque sea teólogo, sacerdote, cura o crea en la Biblia, aun si posee títulos importantes.
Aquel cuyo corazón está endurecido, está ciego para la vida. No tiene amor alguno -ni por los hombres, ni por los animales, plantas o piedras.
Aquel cuyo corazón está endurecido y cuyos ojos son ciegos, habla y actúa contra su prójimo y contra la Creación.
Por eso, examinad con los ojos de la justicia, y entonces por sus frutos reconoceréis a los instructores justos y a los falsos.
Quien vive en la verdad, ve lo que otros no ven y oye lo que otros no oyen; por eso dejará a cada cual su fe.
Los hombres en el espíritu del Señor, no condenarán ni perseguirán a su prójimo, a aquellos que reciben saber espiritual de otras fuentes y lo interpretan correspondientemente.
Cada hombre es conducido conforme a su estado de conciencia, a menudo a través de varios obstáculos o de otras fuentes, hasta que puede reconocer la fuente de la verdad.

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